Dentro de las disfunciones sexuales femeninas que causan dolor genital durante el coito destacan el vaginismo y la dispareunia. Ambas disfunciones sexuales impiden que la mujer pueda mantener una sexualidad plena; afectando de forma recurrente y persistente en alguna fase de la respuesta sexual, generando malestar y problemas en las relaciones de pareja.
Además del dolor físico, las mujeres que sufren estas disfunciones sexuales experimentan miedo anticipatorio. No obstante, se puede mantener un buen deseo sexual y la capacidad de excitarse, siempre que no haya intentos de penetración. Por el contrario, en algunos casos estos problemas acaban afectando el deseo y la excitación: si cada vez que la mujer tiene relaciones sexuales siente un intenso dolor, el sexo pasa a vivirse como un hecho aversivo.
Estas disfunciones pueden ser primarias, cuando están presentes des del inicio de las relaciones sexuales, de manera que la mujer nunca ha sido capaz de mantener relaciones sexuales con penetración, o secundarias, cuando ocurre después de un periodo de actividad sexual normal; de forma generalizada en todo tipo de situaciones y parejas o bien de forma situacional, asociada a una condición o persona en concreto. Por otro lado, existen diferentes grados en la intensidad del dolor.
En el caso de las disfunciones secundarias, el hecho de que previamente se haya podido lograr una penetración de forma satisfactoria es un factor que predispone a que la afección se pueda solucionar con mayor rapidez.
El vaginismo es un tipo de disfunción sexual femenina que afecta aproximadamente al 5% de las mujeres. En este trastorno los músculos de la vagina se contraen de forma automática, a modo de espasmos involuntarios, cerrando total o parcialmente la vagina lo cual dificulta o hace imposible la penetración e incluso el uso de tampones o instrumental ginecológico; generando malestar tanto en la misma mujer que lo sufre como en su pareja. Afecta de forma negativa a su bienestar y calidad de vida puesto que genera un gran impacto emocional.
Estudios señalan que el vaginismo tiene su origen en trastornos psicosexuales de tipo fóbico y tributarios de evaluación y tratamiento psicológico. El control y la controversia de algunas mujeres entre la necesidad de sentirse protegidas y de ser libres genera fuerzas opuestas de atracción y evitación y, en consecuencia, el vaginismo. No obstante, también puede ser secundario a causas físicas: infecciones vaginales, traumatismos durante el parto o secuelas tras una cirugía ginecológica.
La dispareunia es un dolor genital persistente y recurrente de intensidad variable que se produce durante el coito. No está causado exclusivamente por falta de lubricación, ni por una enfermedad médica como las infecciones vaginales. La causa puede ser por una inadecuada educación sexual, por patologías como una infección en la vagina, así como por factores psicológicos. Se podría dar el caso que después haya vaginismo.
Las causas orgánicas de la dispareunia pueden abarcar desde deformaciones vaginales, trastornos en la vagina, el útero, en las trompas de Falopio o en los ovarios, hasta infecciones en la vagina o el clítoris, patologías en el sistema urinario o en el ano, y malformaciones o cicatrices. También pueden intervenir algunos fármacos o drogas.
Existen dos tipos de dispareunia: la superficial y la profunda.
- La dispareunia superficial corresponde al dolor en el momento de la penetración, referido a los genitales externos. Las posibles causas incluyen problemas vulvares y/o vaginales congénitos (himen rígido, tabiques vaginales) o adquiridos (cicatrices de episiotomía u otras cirugías ginecológicas), distrofias vulvares, atrofia postmenopausia o infecciones. El tratamiento es quirúrgico. En los trastornos congénitos se consiguen muy buenos resultados funcionales, a diferencia de la corrección de las cicatrices dolorosas, que puede ser dificultosa. Para el tratamiento sintomático son útiles las soluciones lubricantes e hidratantes vaginales.
- La dispareunia profunda es aquel dolor que se desencadena tras la penetración profunda y que tiene características de tipo visceral, mal localizado, sordo, en ocasiones irradiado al ano o al hipogastrio (región media anterior o inferior del abdomen). Las causas más comunes son la endometriosis pélvica y las secuelas inflamatorias y adherenciales de la enfermedad inflamatoria pelviana.
A modo de resumen, las causas de ambas disfunciones sexuales (vaginismo y dispareunia) pueden ser psicológicas o físicas. Dentro de las causas psicológicas es importante analizar si existe:
- Limitada educación sexual.
- Estereotipos de género.
- Miedo anticipado a las relaciones sexuales, al embarazo o a enfermedades de transmisión sexual.
- Miedo al rechazo, fracaso, dolor, a perder el control, a no llevar la iniciativa.
- Pensar que una relación sexual siempre requiere orgasmo.
- Estado de ánimo, trastorno de ansiedad, baja autoestima.
- Desconfianza con la pareja sexual o poca atracción física.
- Ausencia de comunicación con la pareja.
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